Teresa Aranguren: «La crisis económica está sirviendo de excusa para debilitar lo público»

Entrevista | Por Marta Martínez
fotos_304

Teresa Aranguren

Teresa Aranguren Amezola,es licenciada  en Filosofía y Letras y Diplomada en Psicología y Antropología por la Universidad Complutense de Madrid, pero su vida ha estado dedicada al periodismo desde la década de los 80, trabajado durante años en el área internacional y en zonas de conflicto y de guerra, convirtiéndose incluso en la única mujer que cubrió la guerra de Irán-Irak en Teherán como corresponsal. Autora de  los libros  «Palestina: El hilo de la memoria» y recientemente «Olivo Roto: Escenas de la ocupación», actualmente, desempeña un cargo en el Consejo de Administración de RTVE a propuesta de Izquierda Unida.

Cree en los medios de comunicación públicos como derecho ciudadano  para la adquisición de información, pero la dependencia gubernamental se ha incrementado en los últimos años en base a la derogación de  la ley de radio televisión española de 2006,la cual  llevó a la brillantez y rigor informativo a las cadenas públicas, y especialmente a RTVE. Teresa Aranguren nos da su opinión más sincera desde la experiencia en los medios públicos españoles.

¿Cuál es la función social que cumplen los medios públicos?

Los medios públicos tiene sentido porque, en primer lugar, la información es un derecho fundamental de los ciudadanos, el derecho a la información forma parte de los derechos básicos de los sistemas democráticos, y en ese sentido,  en la tradición europea especialmente, se valoró que  los medios de comunicación audiovisuales tienen tal poder de influencia, que son capaces de crear no sólo opinión sino estados de ánimo, emociones, que deben tener también un referente como servicio público, como servicio a la sociedad, y no pueden estar siempre dependiendo de las leyes de la oferta y la demanda, es decir, de las leyes del mercado. Por eso mismo, en la tradición europea existen las televisiones y las radios públicas como un referente en el panorama audiovisual de esos países, como medios potentes, ese es el motivo de su existencia. De este modo su sentido último está basado en conseguir una información lo más veraz, independiente y objetiva posible, lejos de intereses comerciales, económicos o de  grupos de presión.

¿Cree que los medios públicos son objetivos o están influido ideológicamente?

El problema de los medios públicos es que muchas veces se confunde lo público con lo gubernamental, y el sentido de un medio público es que éste no dependa del gobierno. Para eso hay que establecer mecanismos legales que eviten la dependencia del gobierno de turno. Uno de los defectos que han tenido tradicionalmente los medios públicos aquí en España, ha sido esa dependencia del gobierno. Esto se consiguió limitar mucho, y entrar así en otra dinámica, con la reforma de la ley de la radiotelevisión de ámbito estatal que se hizo en 2006 y que dio lugar a un periodo de RTVE, el inmediatamente anterior al que nos encontramos ahora, en el que se consiguió una radio y una televisión pública estatal, con unos márgenes importantísimos de rigor e independencia profesional, algo detectado en seguida por la ciudadanía, llevando a RTVE a su época más brillante.

Últimamente se habla mucho de la “mala gestión” de los medios públicos, ¿desde su experiencia en la administración cree que realmente ésta existe?

 

¿Se destina suficientes medios y capital a los medios públicos? 

Yo creo que en este momento se ha entrado en una deriva. Sí que es verdad que en todos los campos del servicio público se ha entrado en una política de recortes. A veces, se intenta justificar a través de la crisis económica, pero yo creo que la crisis económica está sirviendo de excusa para debilitar lo público frente a la inversión privada. Con los medios públicos en los que se incluye Radio Televisión Española pasa lo mismo, y del presupuesto que tenía anteriormente, hasta el año 2011, presupuesto que estaba acordado por ellos, por el Estado, se redujo en un 45 %  la asignación del Estado que es mucho más de lo que se ha reducido en cualquier otro campo, lo que supone que deja a la radio televisión pública en una situación de indefensión e incapacidad de competir con  otros medios que están en el panorama audiovisual privado. Algo, que evidentemente, favorece a “algunos”, pero creo que daña bastante gravemente el derecho de la ciudadanía a una información de servicio público.

Con la nueva era tecnológica, ¿cree que los medios públicos han sabido adaptarse a la digitalización y a la proliferación de las nuevas técnicas de difusión?

Yo creo que sí, además ha sido un proceso muy importante, la digitalización ha permitido, o más bien ha facilitado, muchísimo el trabajo, lo cual no quiere decir que no haya que tener ciertas “alertas” para no dejarse llevar. Por ejemplo, actualmente existe la concepción general de que es mejor que se generen periodistas que sepan hacer de todo: pueden ser cámaras, editores, investigadores… yo creo que hay que defender también la especialización, lo cual no tiene nada que ver con despreciar los avances tecnológicos, sino todo lo contrario, pero hay que mantener aquellas condiciones que garantizan el rigor informativo, algo muy importante. Es decir, que el periodista sepa de lo que está hablando y se preocupe por saber de lo que informa, pero para eso necesita tiempo y mecanismo que le permitan investigar y conocer

¿Cuál es su opinión sobre la influencia en los medios de las redes sociales?

Yo creo  que las redes sociales ahora mismo que son una fuente de información y hay que valorarlas como tal, del mismo modo que  por ejemplo vas a hacer una entrevista para obtener información, pues las redes sociales son eso. Pero las redes sociales son pueden sustituir la labor del periodismo, creo que se puede entrar en una dinámica peligrosa para el derecho de una buena información porque uno de los peligros que ha tenido siempre el periodismo es la intoxicación, es decir, es fácil crear noticias falsas, o estados de opinión manipulados, y eso es algo que ha estado siempre ahí, en el mundo de la comunicación y que ha tenido, por ejemplo, mucha presencia en situaciones de conflicto, -yo como he sido periodista en zonas de guerra sé muy bien de lo que hablo- es decir, la información concebida como un arma para  crear un estado de ánimo o  para justificarse. Eso siempre ha estado, pero con las redes sociales eso está sobre dimensionado, es decir, el poder de crear por ejemplo una ola de opinión en un determinado sentido sencillamente teniendo una red de activistas en las redes sociales para eso, intoxhace que sea más difícil detectar cuando se está recibiendo una información o una serie de noticias, que tienden, no ha contar lo que  está pasando si no  a crear, un estado de opinión o a ocultar otra cosa. A veces, el mejor medio de intoxicar, eso se sabe muy bien  en momentos de guerra, no es simplemente silenciando una noticia sino ocultándola detrás de una  maraña u oleada de otras  noticia.

Entonces, hay que tener cuidado  en el sentido de no confundir las redes sociales como una forma de periodismo pues no lo son, porque un ciudadano no tiene la serie de controles que un periodista si debería tener, como por ejemplo, contrastar siempre las fuentes e identificarla; cosa que en las redes sociales no se hace porque  es difícil identificar quien dice el qué, y en una noticia lo más importante es saber quién lo dice, y en las redes eso es muy difícil, lo que hace que no constituyan una forma nueva de periodismo, pues no cumple los requisitos básicos. Sin embargo, sí que hay que considerarlos como una fuente de información.

¿Cuál es la principal diferencia, a parte del ámbito económico, entre medios públicos y privados?

Una diferencia básica es  que generalmente los medios públicos suelen tener mecanismos de defensa de los derechos de los trabajadores mucho más potentes, la representación sindical siempre en los medios públicos está más aparada  por ley, hay determinados mecanismos que protegen más que los medios privados los derechos laborales. Además, desde el principio, aunque siempre ha existido ese riesgo de dependencia política del gobierno del momento, su dependencia de intereses de grupos nacionales o económicos es menor, no está tan presente y eso es mecanism de efensauna ventaja a favor de una información más independiente. De cualquier modo,  no debemos concebir que los medios privados pueden hacer lo que les dé la gana, los medios privados  también son un servicio público, en el sentido en que la información y la oferta televisiva tienen que tener  sus mecanismo de control o de garantías porque finalmente están usando  las frecuencia radioeléctricas  que pertenecen al Estado, que son de todos, es decir, no utilizan medios totalmente privados, sino que utilizan una concesión que hace el Estado a un determinado grupo privado, además de que la información es un derecho fundamental, por lo que ésta no puede estar solo sujeta a los beneficios económicos.

Siendo la televisión pública un medio de defensa para el partido que en ese momento esté gobernando, ¿cómo sobrelleva esa confrontación de ideas?

Bueno, en primer lugar yo no creo que los medios públicos dependan del gobierno de turno,  digo que en este momento sí dependen, pero que eso es una aberración, es decir, lo que debe definir a un medio público es que no dependa  nada más que de la ciudadanía, es decir, que sea público y no gubernamental. En   este momento esa confrontación de ideas se lleva con dificultades, sabiendo que  no tienes fuerza suficiente, para que se realice lo que tú crees que sería importa para mejorar RTVE u otros medios, y en mi caso, es básicamente defender con uñas y dientes la independencia profesional, por eso creo que mi misión, en este momento, es defender la labor de los consejos de  informativos y hacer la representación sindical también, que está como un órgano de control  y como una denuncia de los casos de manipulación o de injerencia política en la información, entonces aunque no se pueda hacer mucho, algo siempre se puede hacer.

¿Existen límites en la libertad de expresión en un medio público?

La libertad de expresión tiene límites siempre, no es una libertad absoluta. Pero el problema en los medios de comunicación generalmente no suele ser la injerencia de intereses políticos o económicos al margen  de lo que es la información, sino que ésta no se expresa directamente. O sea, es muy difícil encontrar a alguien que diga “eso no se puede decir”, pues no suele ser así, sino que suele ser más sutil, como a través de nombramientos de responsables en puestos claves que deciden, por ejemplo, la escaleta del informativo, es decir, lo que sale o lo que no sale ese día, qué es lo que va en primera plana, qué tiempos se asignan a cada información, qué enfoque se da… Ahí es donde se hace importante la presencia de mecanismos profesionales para defenderse y denunciar eso.

Pero, ¿supone algún riesgo  para el periodista defender sus intereses?

Generalmente en los medios públicos  los derechos de los trabajadores, como decía antes, están muy defendidos, por lo que supondría un escándalo que se despidiera a alguien por  no seguir los dictados de  un editor de un informativo, por ejemplo, porque eso sería denunciable. Sin embargo, existen otros mecanismos como es el apartar a ciertos periodistas de  la información  o no darle determinados trabajos, lo que hace que se manipule de una manera sutil o se  arrincone  a  aquellos periodistas que se niegan a  dejarse orientar ideológicamente o políticamente, defendiendo el rigor de su trabajo. Pero hay que tener en cuenta que eso no es un peligro en los medios públicos solo, sino que es un peligro  siempre presente y del que el periodista debe ser consciente. El periodista no es simplemente un mandando porque  lo que dice tiene un eco que no tiene lo que pueda decir cualquier otro ciudadano, por lo tanto no vale escudarse en decir “es que a mí me mandan esto”; hay que tener siempre una actitud de defensa, buscando siempre contar lo que pasa y no ocultándolo, esa es la diferencia.

 

 

Deja un comentario